Enduro
No existe un camino.
El límite lo marca el ciclista y la capacidad de su máquina.
Senderos interminables, barrancos, crestas, las cumbres de las montañas…
Ese es el territorio en el que el ciclista de enduro encuentra la felicidad.
Desniveles imposibles de superar.
Dominar la fuerza de la gravedad y tenerla siempre como aliada.
Afrontar la soledad de la montaña con tus propios medios, lejos de caminos mínimamente transitados.
Como recompensa, descubrir rincones que la naturaleza tiene reservados solo para los aventureros.